Atención ¡no te duermas!
Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.” S. Lucas 22:45-46
Jesús nos advierte que sin oración hay exposición al mal. De nada sirve que tengamos los mejores dones y talentos si estamos dormidos y nuestro corazón está lejos de Dios.
- ¿Por qué es importante velar y orar?
“Orad sin cesar.” 1 Tesalonicenses 5:17 RVR1960
¡El diablo siempre está atacando! La oración es nuestra mejor arma contra el enemigo, es nuestro escudo
Pídele a Dios que abra tus ojos espirituales para ver lo que ahora no estás viendo y que te ayude a discernir muchas cosas que ahora no entiendes.
- ¿Por qué puedo orar y velar?
Por muchísimas cosas, tu salud, tus estudios, trabajo, proyectos, tus finanzas pero hoy quiero animarte a que ores y veles por tu familia
El diablo quiere destruirla a como dé lugar ¿por qué? La familia es la célula de la sociedad, nació en el corazón de Dios.
Te motivo a orar por tu familia siempre, quizás en tu casa hay alguien que ya lo hace pero ECLESIASTÉS 4:12 dice “Uno puede ser vencido; dos, en cambio, resisten mejor; pues no se rompe fácilmente una cuerda de tres cabos.”
¡No dejes esta carga en los hombros de una sola persona! Fuiste llamado a velar por tu casa. Satanás detesta la unidad, quiere dividir y mucho más si en esa unidad hay propósito, quiere dañar vidas.
Sé el atalaya de tu casa! Ora y vela, no te duermas. La misericordia de Dios te alcanza pero su reino es para los violentos El sustantivo violento en griego es “biastés” que significa: hombre esforzado o violento.
Esfuérzate por traer el Reino de Dios a tu familia. Vela por ellos, por la salvación de los que amas, ora para que el propósito de Dios se cumpla, y no te duermas, sé prudente, avisado y visionario, recarga siempre tu aceite que es la presencia de Dios en tu vida.
Jesús hoy te motiva a velar, a no dormirte, cuida lo que Dios te entregó, ora pero cree, ora pero actúa, y verás que tus vigilias no serán en vano.
Autor: Melanie Canchingre Vilema.